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Los traumatismos oculares pueden estar provocados por múltiples causas, desde golpes y contusiones con objetos romos a alta velocidad a perforaciones causadas por objetos perforantes o a causticaciones por productos químicos. Los tratamientos irán, según el tipo de traumatismo, desde gotas antibióticas hasta a complejas intervenciones quirúrgicas.
Tenemos dos tipos de traumatismos: el traumatismo ocular cerrado y el traumatismo ocular abierto.
Es lo que se denomina una contusión ocular, y se produce cuando un objeto romo, como una pelota de pádel, de tenis o de golf, incide o golpea a alta velocidad sobre la superficie del ojo y puede dañar diversas estructuras.
Los daños pueden incluir:
Un traumatismo ocular abierto es lo que se denomina una perforación ocular. En estos casos, ya hay una pérdida de continuidad del globo ocular, que puede provocar una salida de su contenido. Son casos muy graves que deben intervenirse de urgencias y en los que puede incluso haber cuerpos extraños dentro del ojo, y el riesgo de infección es muy alto. La mayoría de estos pacientes terminan con una pérdida de visión muy importante.
Los traumatismos oculares son muy frecuentes en las urgencias de oftalmología. El perfil de paciente más típico es un adulto joven en edad laboral, es decir entre 20 y 40 años, y hay varias actividades que se relacionan con la presencia de estos traumatismos:
La agudeza visual de estos pacientes depende del tipo de traumatismo. Hay pacientes en los que la visión apenas se ve afectada, y hay otros en los que la pérdida de agudeza visual llega a ser muy grave e irreversible, e incluso llegar a niveles de ceguera legal.
En algunos casos, en los que hay un estallido ocular, que es un traumatismo muy grave, el paciente puede llegar a perder el ojo y requerir un implante o una prótesis ocular, conocido como ojo artificial.
Es fundamental que cualquier paciente frente a un traumatismo ocular acuda de urgencia para visitarse con el oftalmólogo, que le realizará una exploración completa, desde la agudeza visual, la presión del ojo, y el fondo del mismo bajo dilatación.
Hay pacientes a los que, por opacidad de medios, por una gran inflamación, o por una hemorragia, no podemos llegar a verles la retina, por lo que hay que realizar unas pruebas complementarias en la consulta, como es la ecografía, para valorar el estado de la retina.
Incluso en algunos casos es necesario solicitar un TAC del ojo para descartar una posible fractura de los huesos de la órbita, que son los que envuelven el globo ocular, confirmar que no haya lesiones en los músculos, o incluso descartar la presencia de un cuerpo extraño dentro del ojo.
El tratamiento de los traumatismos oculares varía en función del tipo de traumatismo:
En casos más graves, como los de perforación ocular, comentados anteriormente, deben intervenirse de urgencias por el elevado riesgo de infección y de pérdida del ojo, además del mal pronóstico visual.